Una experiencia educativa inaudita
Este curso que finaliza ahora ha sido uno de los más especiales vividos en nuestra reciente historia.
Por vez primera todos los niños, niñas y adolescentes, todos los estudiantes de las distintas etapas educativas dejaron de asistir a sus centros de referencia, se confinaron en sus casas, e intentaron continuar el curso de manera virtual.
Para el profesorado también ha sido una experiencia totalmente inaudita, a la que ha tenido que adaptarse empleando recursos informáticos que ya usaba con anterioridad, pero no con esta intensidad y repercusión.
Los niños y adolescentes con cáncer han estado en medio de esta tormenta global, por una parte desde una posición de conocer la experiencia del confinamiento y las estrategias para adaptarse a él, pero también con miedos adicionales dada su situación de vulnerabilidad ante el peligro de una infección que pudiera perjudicar su situación ya de por sí complicada.
El profesorado hospitalario y los docentes del servicio de atención domiciliaria no han sido ajenos a esta situación novedosa, aunque están acostumbrados a trabajar en situaciones donde el alumnado está aislado o con restricciones importantes a la movilidad, y están acostumbrados a utilizar en sus actuaciones habituales medidas sanitarias adicionales, como lavado continuo de manos, utilización de mascarillas, etc. La situación producida por la pandemia afectó a su sistema de trabajo y también su relación habitual con el alumnado hospitalario.
Las aulas hospitalarias suspendieron su actividad y los docentes iniciaron el contacto virtual y telemático con el alumnado del hospital o con los que permanecían en su domicilio, coordinándose con el profesorado de los centros de referencia para realizar su labor.
Las familias han visto como a pesar de la situación de emergencia la atención educativa de sus hijos se mantenía y continuaba, pero también han echado en falta el contacto social tan necesario de sus hijos.
¿Cómo han acabado el curso los niños, niñas y adolescentes con cáncer?
Pues en general, según nos cuentan tanto sus profesores como ellos mismos, con unos estupendos resultados. Se han adaptado a la situación con la madurez que les caracteriza, utilizando las plataformas tecnológicas con la facilidad que los más jóvenes saben dominar, incluso a veces dando indicaciones a los adultos sobre su manejo.
Unos han estado en las habitaciones del hospital, sin poder salir siquiera de su habitación, pero avanzando y participando cuando han podido, con sus profes de aulas hospitalarias a través de comunicaciones telemáticas. Y que conste que en muchos casos hay que mejorar las redes wifis de esos hospitales, porque nuestros adolescentes y niños necesitan buenas conexiones para no aislarse del mundo que les rodea, de sus compañeros, amistades y familiares.
Los que estaban recibiendo atención domiciliaria han seguido con ella, e incluso se han incorporado a las aulas virtuales de los centros de referencia, volviendo por tanto a integrarse, de alguna manera, en las “clases normales”.
Aquellos que estaban integrados presencialmente en los centros educativos, se han adaptado como los demás a las nuevas metodologías y recursos, pero desde el conocimiento previo que da el haber vivido ya situaciones muy difíciles, y por lo tanto acostumbrados a afrontarlas sin queja.
Sabemos que incluso los niños con cáncer que han padecido el COVID-19, han podido continuar con la atención educativa que estaban recibiendo previamente.
La atención del alumnado de las aulas hospitalarias y del servicio de atención educativa domiciliaria, en general ha sido individualizada, profe-alumno. Aunque en ocasiones se han realizado actividades en pequeños grupos, incluso en algunas ocasiones, “las clases” se han dinamizado con juegos, clubs de lectura, (en los que han participado escritores, ahora con más tiempo para colaborar en este tipo de eventos) y diferentes tipos de actividades lúdicas.
Es decir, que se han creado espacios de encuentro y relación, y en ocasiones también nuestros niños y adolescentes han sentido que compartían, por primera vez, el confinamiento con el resto de los compañeros de su colegio.
¿Qué dificultades se han producido y tenemos por delante?
Por ejemplo, ante los nuevos ingresos de niños y adolescentes en hospital ha sido muy complicado contactar con ellos y sus familias para atenderles educativamente. Gracias al apoyo de alguna profesional de ASION en el hospital se ha facilitado dicho contacto.
También ante esta situación de confinamiento generalizado, en algunos casos se han priorizado excesivamente los llamados “deberes”, o los contenidos más conceptuales, olvidando aquellos que están más relacionados con la socialización, la comprensión, el aprendizaje cooperativo, la investigación… El ritmo de avance en los aprendizajes necesarios tampoco, de momento, tiene la misma intensidad que si la enseñanza fuera presencial.
Igualmente ha habido casos donde los niños han tenido que enfrentarse solos a los medios tecnológicos, ya que no todas las familias tienen tiempo o la capacidad de ayudarles en esta situación.
En ocasiones las familias no disponían de los recursos informáticos suficientes, que han tenido que comprar o gestionar rápidamente, teniendo en cuenta que las familias con hijos con cáncer ya tienen que afrontar, de por sí, una situación económica especial. En la medida de nuestras posibilidades también ASION ha intentado ayudarles en este sentido para evitar diferencias y compensar la llamada “brecha digital”.
¿Qué sucederá en el nuevo curso escolar?
En relación con el nuevo curso estamos a la expectativa de que se concreten muchas cosas, tanto generales como específicas de los niños que van a necesitar este tipo de recurso de AAHH Y SAED.
Dentro de los centros de educativos de referencia se habla de las “aulas burbujas” (no más de 20 alumnos cuya interacción con otros grupos sea casi inexistente), o de que dentro del aula cada alumno disponga de 2,25 metros cuadrados; o que a partir de Tercero o Cuarto todos lleven mascarilla…
Esperamos las instrucciones sobre el nuevo curso 2020/2021 para conocer con más detalle cómo se organizará todo lo anterior. La nueva ley orgánica educativa todavía está en trámite de aprobación, por lo que el curso que viene no entrará en vigor seguramente.
Estaremos pendientes sobre qué protocolos de actuación se establecerán para la atención educativa de niños hospitalizados, de niños que por su enfermedad seguirán confinados en casa, y la atención educativa de refuerzos y medidas especiales en los centros de referencia.
Esperamos que el aprendizaje que ha supuesto para todos el empleo de los medios de comunicación telemática, los recursos de las plataformas que permiten atención educativa online, puedan servir para enriquecer y mejorar la atención educativa de estos niños y adolescentes, para flexibilizar su atención y atenderles en las circunstancias difíciles, que a veces viven de consultas y tratamientos, donde los horarios son imprevisibles.
Precisamente el confinamiento ha demostrado que existen herramientas para salvar el aislamiento, educativo y social, que padecen en muchas ocasiones los niños y adolescentes con cáncer. Profesorado y colegios posiblemente hayan tomado más conciencia de este aspecto.
Es importante resaltar la necesidad de coordinación entre los tres ámbitos del profesorado (hospital, casa, colegio de referencia), aprovechar las nuevas redes establecidas, mantenerlas y mejorarlas, y el establecimiento de medidas y protocolos claros de actuación que permitan, siempre que se pueda, la atención presencial y lo más personalizada posible.
¡Felicidades!
No queremos terminar este artículo sin dejar de felicitar a los niños, niñas y adolescentes con cáncer, y a todos los estudiantes, que han hecho un enorme esfuerzo de adaptación a esta situación tan inaudita e imprevisible. También valorar cómo han sabido establecer redes entre ellos, participar con entusiasmo en las actividades propuestas…
Igualmente felicitar al profesorado de las Aulas Hospitalarias y del Servicio de Atención Educativa Domiciliaria, y al profesorado en general, que ha realizado también un enorme esfuerzo de adaptación, de implicación y de respuesta educativa ante esta nueva situación.
Y por último, no podemos olvidar un elemento esencial en toda esta labor, y especialmente en esta situación: las familias. Con un gran esfuerzo han ejercido de padres y madres a la vez que de profesores; han llevado a sus hijos a los hospitales para consultas, revisiones y tratamientos, todo ello en medio de una situación de pandemia que hacía peligrar aún más su situación ante la enfermedad, y que han sabido superar, también ellos, con las mejores notas.
Ojala esta situación que hemos vivido nos traiga aprendizajes que nos ayuden a mejorar en todos los sentidos, y en particular favorezcan la atención y recuperación de las habilidades motrices, cognitivas, y de todo tipo de los niños, niñas y adolescentes con cáncer que también quieren recuperar su vida, volver a la nueva normalidad junto al resto de sus compañeros.
Javier Hortal
Colaborador ASION
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