Carta a unos héroes con chaleco azul
Todos venimos al mundo con una misión. Unos la descubren antes, otros después. A cada uno le es asignada una diferente. Unos deben formar personas en escuelas. Otros, cuidar su salud y salvar sus vidas en los hospitales. Otros tantos, tomar las riendas del país desde el gobierno. Y no olvidemos a los que, desde sus diferentes puestos de trabajo, sacan varias sonrisas a diario. ¿Qué es más importante? Nada. ¿Acaso es alguna de estas labores prescindible?
La vida nos llama a devolverle el favor de tenerla. A cada persona, de una forma, y durante un tiempo concreto.
Sin embargo, lo que haga cada día quedará escrito, será su legado; y, como en una partida de ajedrez en la que cada jugada desencadena en otras tantas y la hace única e irrepetible, podrá cambiar el presente de mucha gente, y con ello, su futuro, su historia.
Caso aparte es el de aquellos individuos que dedican parte de su vida con la única retribución de esa sensación de satisfacción que se llevan cada día de voluntariado, junto al recuerdo de las sonrisas logradas, que no caerán en el olvido como en saco roto no caerán la ilusión y el tiempo dedicados.
Es la historia de grandes personas, de grandes héroes que, en vez de llevar capa, llevan un chaleco azul con un paraguas abierto dibujado, un paraguas contra el cáncer infantil.
Es la historia de ASION, de todos vosotros, que hacéis de las dificultades de los que yo llamo “pequeños grandes héroes” oportunidades para superarse y para disfrutar su vida como lo que son: niños.
Quiero destacar la frase de Juan Pablo II que reza:
La solidaridad no es un sentimiento superficial, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común, es decir, el bien de todos y cada uno para que todos seamos realmente responsables de todos.
Ahora entiendo, si me permitís pensar en voz alta, por qué se hubo de atribuir superpoderes a los héroes de la ficción. Si no se hubiese hecho, a ninguno de los presentes habrían impresionado, pues ¿en qué destacarían, si en un hospital, en una de vuestras fiestas para familias, o en vuestra Gala anual del pasado sábado nada tendrían que hacer al lado de todos vosotros?
Comprendo también ahora el porqué del prefijo super: Porque es necesario para ponerlos por encima de vosotros. Y por qué son de ficción:
Porque, en la realidad, nada es superior a la increíble, loable, imprescindible y emocionante labor que en ASION realizáis.
Por vuestro esfuerzo, por vuestro trabajo, por vuestro empeño en hacer mejores las vidas de los niños enfermos de cáncer y sus familias; por la gran contribución que hacéis a este, nuestro mundo, haciéndolo mejor y siendo ejemplo para nuestra sociedad, gracias y enhorabuena.
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