El diagnóstico de cáncer en un menor supone entrar en una situación desconocida para la familia, que la vive y siente como altamente estresante. Las rutinas y los roles sociales, laborales y familiares se modifican por el tratamiento de la enfermedad, sus cuidados y consecuencias. Además, toda la familia, tanto nuclear como extensa, y su entorno, quedan afectados. Se alternan el apoyo y aislamiento individual y social, y se mezclan emociones positivas de refuerzo con otras de derrota y desesperación.
Contar con información objetiva, científica, accesible y comprensible es por tanto una necesidad fundamental para estas familias afectadas, ya que les permite enfrentarse al diagnóstico y a la enfermedad con mejores recursos, y participar de manera más activa en el acompañamiento y tratamiento de sus hijos.
Tan importante como la información es el lenguaje que utilizamos para trasmitirla. En este nuevo seminario, que se inscribe en el proyecto Escuela de Familias, abordaremos la necesidad de reflexionar sobre el lenguaje que empleamos al referirnos a esta enfermedad y sus pacientes: cómo lo describimos, cómo nos dirigimos a esos pacientes y familias, las palabras y frases de ánimo… También el lenguaje social del cáncer, ya que todo ello repercute en el menor durante su tratamiento, en las relaciones entre este y su entorno, y en la percepción objetiva o subjetiva de la enfermedad.
Para todo ello contamos en este nuevo seminario con las aportaciones que nos pueden ofrecer profesionales del ámbito, pero también las propias familias y sus hijos e hijas en relación con su percepción y situaciones vividas.